En esta
tarde de abril, lluviosa y triste, camino en el parque, el mismo que te ve
pasar y detenerte dejando que el suave sol del otoño acaricie tu rostro
aspirando el aire con olor a pino, donde juegan los niños a esconderse, por
donde pasa la extraña señora que es testigo de mis lagrimas, las mismas que
jure jamás derramar, sin embargo, lo estoy haciendo porque estoy frente a vos y
no puedes verme.
La señora me sigue mirando, los niños siguen
escondidos, hoy no hay sol, solo el cielo derramando lagrimas que se confunden
con las mías.
El paisaje
de este otoño es tan extraño como imposible, estamos, sin saber si somos un
reflejo del tiempo, no hay nadie, solo nosotros, que salimos a dar una vuelta
en esta tarde gris perdida en alguna extraña dimensión, como si estuviera
superpuesta con la otra realidad de un día común y soleado cubierto con los
habitantes de la ciudad, sin embargo, estamos allí, en algún lugar de este
paisaje paralelo al tuyo.
Mientras, deambulamos
en el paisaje de lo desconocido, te veo caminar en el parque, en el mismo día
soleado, dejando que el sol del otoño acaricie tu rostro, aspirando el aire con
olor a pino, mas no puedes vernos, porque estamos…del otro lado del parque.
Que Hermoso!! Amiga tienes tanta inspiraciòn.....Saludos.....Y Besos.....
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