domingo, 11 de enero de 2015

RELATOS DE MI ABUELA relato dos

Iba a pasar mucho tiempo, años para que Laura regresara a la mansión. Tras estar en Europa al cuidado de sus tíos, llegaba entonces para tomar posesión de sus bienes.
La recibió su esclavo negro, más viejo ahora, pero tan fiel como entonces. Aunque ya no existía la esclavitud, el había quedado del cuidado del lugar. Era un hombre inteligente y bueno, la familia había depositado toda su confianza en él.
Ahora el cielo parecía distinto para Laura como más limpio decía, como si fuera otro lugar. Había heredado la belleza de su madre y también su inteligencia, se puso al mando de los campos y trabajo codo a codo junto a Pablo, porque así se llamaba su esclavo.
Recordaba con gracia los caprichos de su madre, los cuales al final terminaban siendo buenas obras, como comprar a Pablo, tener un pueblo y un convento.
Durante mucho tiempo las cosas andaban bien, si hasta en las noches de tormenta la esfinge ya no asustaba, no se la veía como un fantasma emergiendo en la oscuridad.
Pero todo aquello duraria poco porque Miller salió de la cárcel y tomo posesión de sus bienes, era un hombre cruel y alcohólico. Castigaba a Laura y el enfrentamiento con Pablo y el resto de los empleados hacia que la vida allí se transformara en un infierno.
En las noches de tormenta decía ver el fantasma de Sofía, y esto hacia que se pusiera cada vez más violento.
Laura conoció a un joven, se llamaba Julio Iturralde, era el hijo del vecino, el mismo que ocacionara la tragedia con su madre, pese a la cercanía no se habían visto nunca. Los jóvenes se enamoraron y no tardaron en aparecer los problemas. Fue la madre del joven la que puso el grito en el cielo e informo a Miller de aquella relación y amenazándolo le dijo que aquello terminaría muy mal.
Miller azoto a su hija aquella mañana negra en que Pablo la defendió dándole tremenda paliza, la joven huyo por la noche junto a julio y el esclavo, su mujer y su hijo también lo hicieron junto a ellos.
Al enterarse Miller los fue a buscar al convento, ya que Laura tenia buena relación con las monjas, tremendo desastre hiso hasta darse cuenta que allí no estaban.
Las dos familias estaban en conflicto, el resto de los hermanos de Julio junto a su madre reñían constantemente con Miller, quien había contratado matones y ahora aquello era una guerra.
Miller fue enloqueciendo por los fantasmas que decía ver, solía correr en las noches porque decía que Sofía lo había venido a buscar. Una noche de tormenta lo encontraron muerto junto a la esfinge.
Entonces la mansión quedo sola, tan sola como los fantasmas que la habitaban.
Esta vez no estaba Pablo, el esclavo negro para cuidarla, nadie quería llegarse hasta allí porque decían que estaba maldita.
La sequia llego, los animales murieron de hambre y de sed, todos se fueron, la leyenda de la maldición de la esfinge había corrido de boca en boca entre los pobladores.

CONTINUARA

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