CON AROMA A CANELA Y MIEL
Llegas a mi vida en una mañana con aroma a canela y miel, descendiendo las escaleras con tu aire de muñeca de porcelana fina, nostálgica
y ausente. Me miras, me sonríes, trato de disimular que no llamas mi atención
pero me es imposible, no puedo dejar de observarte impresionado por tu belleza.
Quiero robar tus misterios y guardarlos en mi memoria para
que permanezcas en mí y así, de esa manera, detener el tiempo para que nada me
impida verte otra vez.
En las mañanas de un otoño cálido mis letras van plasmando
en el papel la vida de un señor rico y poderoso que va armando su historia para
transformarse quizás, en un libro.
Va contando lentamente, disfrutando cada etapa de su vida
mientras miro la escalera por donde bajaste la primera y única vez que te vi,
tratando de que se produzca una vez más ese encuentro, pero es inútil , eso no sucederá. Quisiera saber quién eres, mas no me animo a preguntar, quizás en
alguna parte de su vida aparezca algo de ti.
El señor de la historia me cuenta en los jardines aquellas
cosas que fueron marcando su vida que se confunden con tu rostro de porcelana,
enmarcado por aquellos cabellos dorados que van cayendo graciosamente por tu
frente, observándome por el ventanal en lo alto de la casa.
Y así somos cómplices de estos encuentros secretos, tu
rostro en la ventana, y yo en los jardines escribiendo aquella historia del
señor rico y poderoso, viviendo en soledad con los recuerdos que lo atormentan,
que quisiera cambiarlo todo por un poco de tu amor, tu amor de porcelana con
aroma a canela y miel, el que se fue en una tarde de verano en el que la arena
del rio fue testigo de tu traición, quedando inertes junto al rio, juntos para toda la eternidad.
Después su poder lo oculto todo y el vivió atormentado
por aquel secreto que le quemaba el alma, es que te
había amado tanto, como no hacerlo si cuando te vio por primera vez bajando las
escaleras en una mañana con aroma a canela y miel, descendiendo las escaleras
con tu aire de muñeca de porcelana fina, no hiso más que amarte hasta la locura.
Ahora escribo mis memorias para que permanezcas en mi. Una y otra vez escribo mi historia para ver si te puedo encontrar en ella, pero
solo te veo reflejada en el cristal con tu rostro de porcelana, preguntándome
porque, porque te quite la vida si no me
podías amar.
fin
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