jueves, 29 de enero de 2015

CON AROMA A CANELA Y MIEL

CON AROMA A CANELA Y MIEL
Llegas a mi vida en una mañana con aroma a canela y miel, descendiendo las escaleras con tu aire de muñeca de porcelana fina, nostálgica y ausente. Me miras, me sonríes, trato de disimular que no llamas mi atención pero me es imposible, no puedo dejar de observarte impresionado por tu belleza.
Quiero robar tus misterios y guardarlos en mi memoria para que permanezcas en mí y así, de esa manera, detener el tiempo para que nada me impida verte otra vez.
En las mañanas de un otoño cálido mis letras van plasmando en el papel la vida de un señor rico y poderoso que va armando su historia para transformarse quizás, en un libro.
Va contando lentamente, disfrutando cada etapa de su vida mientras miro la escalera por donde bajaste la primera y única vez que te vi, tratando de que se produzca una vez más ese encuentro, pero es inútil , eso no sucederá. Quisiera saber quién eres, mas no me animo a preguntar, quizás en alguna parte de su vida aparezca algo de ti.
El señor de la historia me cuenta en los jardines aquellas cosas que fueron marcando su vida que se confunden con tu rostro de porcelana, enmarcado por aquellos cabellos dorados que van cayendo graciosamente por tu frente, observándome por el ventanal en lo alto de la casa.
Y así somos cómplices de estos encuentros secretos, tu rostro en la ventana, y yo en los jardines escribiendo aquella historia del señor rico y poderoso, viviendo en soledad con los recuerdos que lo atormentan, que quisiera cambiarlo todo por un poco de tu amor, tu amor de porcelana con aroma a canela y miel, el que se fue en una tarde de verano en el que la arena del rio fue testigo de tu traición, quedando inertes junto al rio, juntos para toda la eternidad.
Después su poder lo oculto todo y el vivió atormentado por aquel secreto que le quemaba el alma, es que te había amado tanto, como no hacerlo si cuando te vio por primera vez bajando las escaleras en una mañana con aroma a canela y miel, descendiendo las escaleras con tu aire de muñeca de porcelana fina, no hiso  más que amarte hasta la locura.
 Ahora escribo  mis memorias para que permanezcas en mi. Una y otra vez escribo mi historia para ver si te puedo encontrar en ella, pero solo te veo reflejada en el cristal con tu rostro de porcelana, preguntándome porque, porque  te quite la vida si no me podías amar.

fin

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