sábado, 28 de marzo de 2015

VIAJANDO POR MI PAIS ARGENTINA LAGUNA DIAMANTE en el volcan GALAN Segunda parte

Las  huellas por el paso de las 4x4 con las que se puede llegar hasta la "boca" del volcán Galán, en Catamarca, conducen a un secreto desconocido hasta para los aficionados al turismo de aventura que se atreven, durante horas, con ayuda de su GPS, por esa planicie seca, habitada sólo por vicuñas y flamencos rosados.
En las entrañas del volcán, a resguardo del viento, se encuentra la laguna Diamante, un espejo de agua que es tan transparente y atractivo como enigmático en su composición. No es para menos: se trata del ambiente más extremo que se haya conocido hasta ahora y que mejor recrearía las características inhóspitas de nuestro planeta hace más de 3500 millones de años.
"En la caldera del volcán hay poco oxígeno, mucha radiación ultravioleta, nada que comer y el agua de la laguna es extremadamente alcalina y con altísimos niveles de salinidad y arsénico. Estas condiciones, a más de 4000 metros de altura, son muy parecidas a las que existían en los orígenes de la vida. De ahí su enorme importancia científica", precisó a LA NACION, en una comunicación telefónica desde Tucumán, la doctora María Eugenia Farías, responsable del Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (Limla-Proimi), del Conicet.
Y el agua de la laguna atesora lo que para cualquiera sería apenas una gran cantidad de piedras blancas.
Pero para el ojo especializado de este equipo de biólogos, zoólogos, bioquímicos y geólogos, que desde 2004 relevó la microbiología de más del 80% de los salares y las lagunas de la Puna andina, esas rocas contienen organismos capaces de subsistir en condiciones muy extremas. Además, poseen cristales rojos intensos y muy raros de encontrar.
"Debajo de esas piedras blancas encontramos tapetes microbianos de algas, bacterias, archeobacterias, hongos y levaduras. Habitualmente, se apoyan en una superficie y precipitan minerales para formar lo que fueron los primeros microorganismos que cubrieron nuestro planeta. Pero estos nuevos tapetes, que son aparentemente distintos, acumulan un cristal rojo que no esperábamos encontrar y que, según los primeros estudios por rayos X, serían muy raros", explicó.
Esos primeros microorganismos, de los que hoy existen muy pocos vivos en el mundo, son un preciado objeto de estudio en varios laborarios porque fueron los que liberaron oxígeno a la atmósfera, formaron la capa de ozono y permitieron que nuestro planeta fuera apto para la vida.
"En esos tapetes conviven algas y bacterias, pero hacia el centro de la laguna están esos rosetones de cristales de roca rojos", dijo Farías, que está trabajando en este proyecto con su equipo de siete becarios y el doctor Daniel Poiré, profesor titular de la Cátedra Rocas Sedimentarias, de la Universidad Nacional de La Plata.
Hasta ahora el equipo hizo dos visitas a la laguna de la caldera volcánica. En la primera, recolectó muestras de agua y rocas para analizar en el laboratorio del Limla. "Cuando volvimos a subir, quedamos todos fascinados...", señaló la investigadora, que fue quien ingresó a la laguna y la recorrió sujetada por una soga de 300 metros.
Toda una hazaña en aguas con un cóctel de alta alcalinidad (tiene un pH entre 10 y 11 -el pH de la soda cáustica es de 13,5-), gran salinidad (170 mg de sodio por litro) y elevadísimo nivel de arsénico (hasta 200 mg/L). "Esto es, sin dudas, el ambiente más extremo encontrado hasta ahora, con alta radiación de rayos UV y poca cantidad de oxígeno.
En definitiva, un ambiente mucho más parecido a la Tierra de los orígenes de la vida", insistió.

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