La empleada, de baja estatura, un tanto regordeta y poco
amable, no quiso darle demasiada información,
-Estoy buscando una mujer que habría venido buscando un
libro de Giannini ¿Podría decirme si ella estuvo aquí?-preguntó el periodista
-Lo lamento señor, pero no puedo darle información de los
internos. A menos que sea familiar.
-Usted no me entiende, no es de una interna. Sino de una
mujer que busca un libro.
-Va a tener que esperar a que venga el director. Yo no estoy
autorizada, siéntese y espérelo. –la mujer lo miro con cierta desconfianza.
Se canso de estar sentado y empezó a caminar mientras fumaba
un cigarrillo, cuando lo sorprendió la vos poco amable.
-¡Que hace aquí Moreno!
Al verla se sorprendió, más por su aspecto que de verla en
el lugar. Había cortado y oscurecido sus cabellos y si hasta vestía a la moda.
Pero no le dijo nada, no era el momento.
-¡María! La estaba esperando
-¡Esperándome! ¿Para qué? ¡Pero usted no deja de
seguirme!-se la veía enojada, no era la misma que había visto en Buenos Aires.
-¿Encontró el libro?
-Ya veo, paso por la biblioteca. Mejor salgamos de acá
ahora, no se puede estar aquí.
Ella lo saco rápidamente del lugar, lo que a él le llamo la
atención. Se la veía nerviosa y apurada.
-Moreno no encontré nada aquí, hoy me lo confirmaron. Olvide
el libro y olvide todo, es mejor así.
-¿Por qué esta tan nerviosa? ¡Que le pasa!
-Pasa que lo que venía a buscar no lo encontré, eso pasa.
-Y ahora que hacemos María. Este lugar está retirado,
tendremos que caminar. Vi una parada de autobús muy cerca de aquí.
Y así fue que en silencio con la cara de amargura de María
caminaron bastante. Hasta que finalmente después de tanto esperar, tomaron el
autobús. En el viaje continuo callada y al bajar ella le dijo.
-Hasta aquí llegamos señor Moreno.
-¿Porque está enojada?
-¡Le parece poco! Me persigue. Jamás hubiera pensado
encontrarlo aquí, molestándome
-¿Y en que la molesto?
-Déjeme quiere. Váyase.Yo no voy a volver a Buenos Aires,
voy a quedarme un tiempo aquí.
-¿Por qué?
-Porque, porque es el lugar que me recuerda a mi madre, nada
más que por eso
-Bueno María, si usted lo quiere así.
-Que tenga buen viaje Moreno.
El periodista se quedo con la sangre en el ojo. Algo raro
pasaba. Así que sin que se diera cuenta la siguió hasta el hotel donde se
hospedaba.
Monto guardia hasta el hartazgo, como en viejas épocas. Lo
único que un policía pasó y lo vio sospechoso y extranjero, entonces lo llevo
detenido.
Como no tenía a nadie
más que a María, pidió que la ubicaran en el hotel.
Finalmente lo liberaron.
Ella lo estaba
esperando.
-¡Se da cuenta Moreno, que no puedo confiar en usted! No era
que se iba y mire, espiándome.
-¿A que le tiene miedo María?
-No confió en usted, es periodista.
-Y que me tendría que confiar. María dígame ¿usted me oculta
algo? Cree que la desaparición de su madre tenga que ver con esta ciudad? digo
como ella amaba tanto este lugar,¿ Qué paso entre ustedes?
-¿Sabe qué? ¡Váyase al infierno!
Supo que estaba jugando al gato y al ratón. De todas maneras
se fue a su hotel, se baño, descanso y después de almorzar decidió comenzar
nuevamente la persecución.
En el hotel María ya no estaba, entonces tuvo la idea de
rentar allí una habitación. Como no se le ocurrió antes, hubiera evitado que se
lo llevaran detenido
Se las ingenio y le saco información al conserje. Supo cual
era la habitación de María. Entonces asegurándose que no estuviera, falseando
la cerradura ingreso en ella. Busco no sabe qué, pero buscaba lo que fuera, que
le diera una pista o algo para saber qué pasaba. Y vaya si encontró, jamás
pensó verlo allí. Estaba entre sus cosas, viejo, amarillento, el mismísimo
ejemplar de Susurro de Giannini, sus pupilas se impregnaron con aquellas letras
escritas en la primera pagina, que decían - Mas allá de la muerte estaremos
juntos, firmaba Eugenia Arévalo - sabía que no estaba equivocado, algo más que
un libro había encontrado María.
¿Dónde estaba María? El olor a humo que tenía el libro le
dio la idea de que había ido a aquella casa.
En el viaje pensaba, que tendría que ver aquella anciana,
con el libro de Eugenia y el psiquiátrico, que conexión había con aquella
historia.
Se notaba que la casa se había quemado. Se detuvo un
instante. Abrió la puerta.Al ingresar a la vivienda la vio en una de las
habitaciones, casi arrodillada sobre los pedazos de un espejo roto, con un
retrato en sus manos. Se oculto, no quería que ella lo viera, había decidido
espiarla, porque era obvio que María lo prefería lejos.
Cuarta entrega de Atrapada.
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