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jueves, 22 de enero de 2015

ATRAPADA ultima parte


Al día siguiente no encontró Maria.Un bar fue refugio  de su incertidumbre y de aquella sensación de querer saber y ayudarla mas allá de lo que alguna vez significo aquel caso tan extraño.
Ahora sabía lo que había pasado, al  menos sabia que aquella mujer estaba con vida en el lugar menos pensando.
Para María quizás no fue una sorpresa, por algo fue a buscar aquel libro.
 La muchacha tenía mucho que explicarle.
Camino hacia la casa que se encontraba en la entrada del pueblo. Aquella que oculto durante tantos años a Eugenia Arévalo.
Vio a María recogiendo algunos vidrios que todavía quedaban de lo que alguna vez fuera un espejo. Ella observo  su rostro en una de aquellas partes. El periodista la miraba en silencio.
Cuando sucedió lo inesperado.
-¡Hasta que finalmente me encontraste!.
Eugenia Arévalo había entrado en la vivienda.
-Te busque hasta al cansancio- dijo Maria. -Sin mirarla.Sin sorprenderse.
-Creí que eras una niña tonta y mira tú. ¿Qué fue lo que te trajo hasta aquí?
-Tu libro
--Esa fue una torpeza de mi parte.
-¿Por qué lo hiciste?
-¡Yo te dije María que no te ibas a casar!
-¡Como hacerlo! ¡Si siempre supe que estabas viva!
-¡Claro que si! Me conoces bien hija, sabes de lo que soy capaz.
-¡Estás loca mama!
-¡Te imaginas lo que fue vivir todos estos años con ese disfraz! Hasta aquel día en que supe que estabas destruida. Entonces sonreí  feliz. Después… ese espejo me devolvió la imagen de lo que era. Había quedado atrapada en mi misma trampa. Entonces quise quemar todo mi pasado.
-¡Mama…todos creían que yo te buscaba porque te amaba!  Lo que no sabían es que era por miedo a que nos hicieras algo. Qué estuvieras cerca. Jamás pensé que estarías tan lejos.
-¿Y porque no les dijiste?
-¡No me hubieran creído! Tú eras la intachable señora Arévalo. Yo era una pobre infeliz que andaba por todos lados, un insignificante ser que caminaba por los tribunales, al que nadie le daba importancia. ¡Pero de noche no podía dormir!.
-Ese fue tu destino Maria.
-¿Porque me golpeabas cuando era niña?¡Era una niña mama! Cualquier cosa te ponía mal. ¡No podía llorar porque me encerrabas!
-Cuando naciste… tu padre ya no me quiso. Por tu culpa el ya no era igual conmigo.
Tenía un vidrio en su mano. Quería destruir lo que tanto había odiado en su vida. Aquella muchacha frágil e insegura había sido víctima de su mente enferma.
Pablo Moreno se interpuso entre las dos…
Eugenia Arévalo fue llevada al Psiquiátrico de donde se había escapado.
María arrojo al mar lo último que le quedaba de su madre, el libro de Gianini.
Al girar vio a Pablo Moreno que la esperaba.
Le sonrió.
Dicen, que jamás se separaron.
fin


domingo, 18 de enero de 2015

ATRAPADA quinta parte

Esperó el día siguiente para seguir a María.
 Esta se levantó muy temprano, tomó un taxi y el la siguió en otro.
El camino los llevo al psiquiátrico. 
Al llegar, el tomó distancia y la siguió con precaución. Ella caminó por un largo pasillo, se detuvo en una de las habitaciones e ingresó. Escucho la voz de María, abrió lentamente la puerta… ella se encontraba de pie observando a la mujer que se encontraba en silla de ruedas. El periodista reconoció en aquella desdichada a Eugenia Arévalo. El enigma de tantos años estaba ante sus ojos llegando a su fin.
En una fracción de segundos se preguntó si ella siempre supo que estaba allí. Sin embargo, la encontró llorando en la vivienda quemada, Muchas preguntas y una sola imagen ante el.
 Entonces, terminó de abrir la puerta y se puso en evidencia.
María se impresionó al verlo, lo suficiente como para decirle.
-Pase Moreno. No se quede ahí parado. De todas maneras ya está dentro
 Lo dijo de manera irónica, por lo que se pregunto si estaba dentro, pero de donde, si se refería a la habitación en sí, o sucedía otra cosa.
-¡Veo que encontró a su madre!.
-¡Así es!  Supongo que no irá corriendo a publicarlo en su diario.
-No... despreocúpese. No estoy aquí en busca de una nota. Esto es personal.
- ¡Personal! ¿Y por qué?
-Ni siquiera yo lo sé ¿Será por usted? Por los acontecimientos en sí.
-¡Le dije que no se metiera en esto!.
Se acercó a la mujer. Estaba totalmente perdida. Sus ojos vacios no tenían vida. Por momentos su mirada extraviada tenía la expresión del mal.
-Moreno, encontré a mi madre, eso es todo.
--¡Y todo por un libro! Si lo hubiera dejado…
- Así es, en realidad no sabemos bien que paso.
-Se hablo de una anciana.
-No sé nada de eso.
-Bien María, la dejo con su verdad y tranquila, yo no diré nada, no es mi nota.

                                                                                                   
Dos días después.
 No sabía qué hacer. No había regresado a Buenos Aires. Se encontraba aun en aquel pueblito, sentado en la vereda de un bar, tomando un refresco, pensando, desconcertado. Tenía un presentimiento, pero no sabía bien que era.
Comenzó a refrescar de golpe. Fue hasta el hotel, retiro un abrigo y camino por el centro de la pequeña ciudad. Había mucha gente, todos apurados, exaltados.
El libro, ese bendito libro. Recordó las palabras de la bibliotecaria, no le gustaba porque el personaje era de un psicópata , tenía a su amada encerrada.
 Recordó también aquella frase en su casa, cuando se le cayó la copa -Hay cosas que usted no sabe Moreno.
De pronto la vio caminar entre la gente, apurada, nerviosa.
-¡María!   -Pronuncio su nombre casi con desesperación.
La mujer no lo escucho, se perdió entre la gente.
El se abrió paso entre el gentío hasta llegar a ella,y, tomándola por uno de sus brazos le expreso sus sentimientos.
-María, no sé qué me pasa con usted. No me puedo ir. Presiento que usted necesita mi ayuda.
-Moreno, hay cosas que usted no sabe.
-Pero si ya la encontró. No puede hacer nada. Ya no puede regresar de esa enfermedad. Acepte que su madre enfermo y se fue de su casa hace quince años, y vino a esta ciudad a reunirse con un fantasma, eso es todo.
-No, hay cosas que usted ignora. Pablo, es mejor que se mantenga lejos de todo.
-¡No, no la voy a dejar!
-Mañana, venga a buscarme y hablamos.
-¿Y por qué mañana? Porque no ahora.
-Ahora no puedo, ahora no.

sábado, 17 de enero de 2015

ATRAPADA cuarta parte

La empleada, de baja estatura, un tanto regordeta y poco amable, no quiso darle demasiada información,
-Estoy buscando una mujer que habría venido buscando un libro de Giannini ¿Podría decirme si ella estuvo aquí?-preguntó el periodista
-Lo lamento señor, pero no puedo darle información de los internos. A menos que sea familiar.
-Usted no me entiende, no es de una interna. Sino de una mujer que busca un libro.
-Va a tener que esperar a que venga el director. Yo no estoy autorizada, siéntese y espérelo. –la mujer lo miro con cierta desconfianza.
Se canso de estar sentado y empezó a caminar mientras fumaba un cigarrillo, cuando lo sorprendió la vos poco amable.
-¡Que hace aquí Moreno!
Al verla se sorprendió, más por su aspecto que de verla en el lugar. Había cortado y oscurecido sus cabellos y si hasta vestía a la moda. Pero no le dijo nada, no era el momento.
-¡María! La estaba esperando
-¡Esperándome! ¿Para qué? ¡Pero usted no deja de seguirme!-se la veía enojada, no era la misma que había visto en Buenos Aires.
-¿Encontró el libro?
-Ya veo, paso por la biblioteca. Mejor salgamos de acá ahora, no se puede estar aquí.
Ella lo saco rápidamente del lugar, lo que a él le llamo la atención. Se la veía nerviosa y apurada.
-Moreno no encontré nada aquí, hoy me lo confirmaron. Olvide el libro y olvide todo, es mejor así.
-¿Por qué esta tan nerviosa? ¡Que le pasa!
-Pasa que lo que venía a buscar no lo encontré, eso pasa.
-Y ahora que hacemos María. Este lugar está retirado, tendremos que caminar. Vi una parada de autobús muy cerca de aquí.
Y así fue que en silencio con la cara de amargura de María caminaron bastante. Hasta que finalmente después de tanto esperar, tomaron el autobús. En el viaje continuo callada y al bajar ella le dijo.
-Hasta aquí llegamos señor Moreno.
-¿Porque está enojada?
-¡Le parece poco! Me persigue. Jamás hubiera pensado encontrarlo aquí, molestándome
-¿Y en que la molesto?
-Déjeme quiere. Váyase.Yo no voy a volver a Buenos Aires, voy a quedarme un tiempo aquí.
-¿Por qué?
-Porque, porque es el lugar que me recuerda a mi madre, nada más que por eso
-Bueno María, si usted lo quiere así.
-Que tenga buen viaje Moreno.
El periodista se quedo con la sangre en el ojo. Algo raro pasaba. Así que sin que se diera cuenta la siguió hasta el hotel donde se hospedaba.
Monto guardia hasta el hartazgo, como en viejas épocas. Lo único que un policía pasó y lo vio sospechoso y extranjero, entonces lo llevo detenido.
 Como no tenía a nadie más que a María, pidió que la ubicaran en el hotel.
Finalmente lo liberaron.
 Ella lo estaba esperando.
-¡Se da cuenta Moreno, que no puedo confiar en usted! No era que se iba y mire, espiándome.
-¿A que le tiene miedo María?
-No confió en usted, es periodista.
-Y que me tendría que confiar. María dígame ¿usted me oculta algo? Cree que la desaparición de su madre tenga que ver con esta ciudad? digo como ella amaba tanto este lugar,¿ Qué paso entre ustedes?
-¿Sabe qué? ¡Váyase al infierno!
Supo que estaba jugando al gato y al ratón. De todas maneras se fue a su hotel, se baño, descanso y después de almorzar decidió comenzar nuevamente la persecución.
En el hotel María ya no estaba, entonces tuvo la idea de rentar allí una habitación. Como no se le ocurrió antes, hubiera evitado que se lo llevaran detenido
Se las ingenio y le saco información al conserje. Supo cual era la habitación de María. Entonces asegurándose que no estuviera, falseando la cerradura ingreso en ella. Busco no sabe qué, pero buscaba lo que fuera, que le diera una pista o algo para saber qué pasaba. Y vaya si encontró, jamás pensó verlo allí. Estaba entre sus cosas, viejo, amarillento, el mismísimo ejemplar de Susurro de Giannini, sus pupilas se impregnaron con aquellas letras escritas en la primera pagina, que decían - Mas allá de la muerte estaremos juntos, firmaba Eugenia Arévalo - sabía que no estaba equivocado, algo más que un libro había encontrado María.
¿Dónde estaba María? El olor a humo que tenía el libro le dio la idea de que había ido a aquella casa.
En el viaje pensaba, que tendría que ver aquella anciana, con el libro de Eugenia y el psiquiátrico, que conexión había con aquella historia.

Se notaba que la casa se había quemado. Se detuvo un instante. Abrió la puerta.Al ingresar a la vivienda la vio en una de las habitaciones, casi arrodillada sobre los pedazos de un espejo roto, con un retrato en sus manos. Se oculto, no quería que ella lo viera, había decidido espiarla, porque era obvio que María lo prefería lejos.

miércoles, 14 de enero de 2015

ATRAPADA tercera parte

Sus días transcurrieron con la rutina habitual de un periodista, cubriendo notas en televisión y también para el diario.
Los domingos escuchaba música, leía y alguna película alquilada hacia que se pasaran más rápido los momentos de ocio.
 Novia, no ni loco, para que atarse si así estaba bien, sólo alguna aventura ocasional y nada más.
Días después fue nuevamente a la casa de María a la que no encontró, supo por una vecina que se había ido de viaje.
Sintió curiosidad por aquel viaje. Presintió que había algo más que un simple libro. Aquella mujer era la clave de una desaparición.
Quizás la justicia no pudo ver más allá, tal vez, no investigaron a la víctima y su entorno, claro cómo hacerlo si aquella mujer era intachable, una perdida irremediable para una sociedad que la había idealizado.
 Pero María ¿Qué papel jugaba en todo esto? ¿Porque la busco tanto? Si bien era su madre, fué tanta la dedicación, que perdió su pareja y prácticamente se hecho al abandono.
Investigó hasta dar con el autor del libro. Necesitaba saber su pueblo natal. Le costó ya que era una edición vieja y de pocos ejemplares, finalmente lo consiguió.
Se preguntó, porque hacia aquello, acaso querría viajar, ni él lo sabía. Pero la curiosidad hizo que en el tiempo menos pensado estaba volando a Italia. En busca de una aventura que tenia nombre de mujer, María, María Arévalo la que deambulaba por los pasillos del juzgado buscando un fantasma, marchitándose en la oscuridad de una obsesión.
Sintió la caricia del sol, de aquel verano europeo de casas viejas frente al mar, nada despreciable para un viaje inesperado.
¿Que buscaba? En realidad quería seguir a María y ver que hacía, por eso recorrió los lugares que no eran muchos, donde pudiera conseguir el dichoso libro y al mismo tiempo saber si había estado por allí la mujer.
 Finalmente termino en una vieja biblioteca a las salidas de la pequeña ciudad.
-¡Mire que cruzarse el océano por un libro! Pero a viajado inútilmente, no queda nada, si bien el autor nació aquí, quizás algún coleccionista…   -decía la empleada, una señora mayor con cara de aburrida en un lugar que no pasaba nada ni nadie   -Lo mismo le dije a la mujer que vino hace unos días, parece que a los del nuevo continente se les ha dado por leer a Giannini, pero aquí no hay nada.
No había dudas que María había andado por allí, y que él le estaba pisando los talones.
-Como puede ser, que nadie haya guardado un ejemplar, es raro -Pablo hacia tiempo- ¿Y sabe si esa mujer finalmente encontró algo en otro lugar?
-¡No! ni idea señor. Solo le dije que el único libro que quedaba por lo menos que yo  vi, fue el que tenía una viejita. Pero la casa se incendio, quizás ya no quede nada de Giannini.
-¡A ver! ¿Cómo está eso? Cuénteme algo más ¡ Me interesa!
La mujer no se hiso rogar, estaba tan aburrida y tenía tantas ganas de hablar que comenzó con su relato.
-La viejita vivía a unas cuadras de aquí, venia todos los días con su librito bajo el brazo. Se sentaba allí, mire, ve donde esta aquella mesa. Bueno esto fue durante muchos años, hasta que un día no vino. Su casa se estaba incendiando con ella dentro y seguro con el libro también.Así fue como el último ejemplar de giannini que hayan visto mis ojos se quemo en el incendio.
-¡Pobre mujer!, que final tuvo.
-¡No! No es lo que está pensando, ella termino en el psiquiátrico.
-¡Está viva!  ¿Y cómo se llama?
-¡No! No lo sé, Solo la identificaba por su libro..
-¿Que mas me puede decir de ella?
-Rara muy rara, casi no hablaba.
-¿Sabe que no leí ese libro? Solo me lo recomendaron y como estoy por trabajo, soy fotógrafo, sabiendo que el autor era de aquí, pensé que podía estar en esta biblioteca. Pero bueno, usted lo leyó, es para sacarme la curiosidad.
-¡Si lo leí! Alguna vez tuve uno en mis manos. Pero eso fue hace tanto tiempo, a mi no me gusto. El personaje es un psicópata, sus versos son muy fuertes, pero bueno existe gente que le gusta. Habla de un hombre posesivo, que tiene a su amada encerrada.
-¿Cuánto tiempo vino la viejita por aquí?
-Unos diez años o más. Usted parece policía.
-Nada que ver, soy fotógrafo ya le dije.
Seguramente María había ido al psiquiátrico a buscar lo que tanto deseaba, no lo pensó mas, tomo un taxi y pidió que lo llevaran al lugar


lunes, 12 de enero de 2015

ATRAPADA segunda parte


Pablo Moreno, de profesión periodista, cuarenta años, solterón empedernido. Por las mañanas suele cubrir notas en la puerta de tribunales donde comenzó a dar sus primeros pasos en su profesión en el extraño caso de la señora Eugenia Arévalo.

Entonces era muy joven. Le había puesto toda la pasión y la garra. Con el paso del tiempo se fue quedando con la sensación de impunidad que suele tener la justicia.

Recuerda que aquella dama distinguida de la sociedad porteña había desaparecido dejando una mancha de sangre en la alfombra de la biblioteca de su casa, en un desorden tal que nunca se supo si fue un secuestro o un intento de robo, pero la mujer jamás apareció.

Dueña de una fortuna en empresas se la había tragado la tierra. El hecho había conmocionado la opinión pública y como en estos casos, mucho se decía, a tal punto que todo iba enredándose cada vez más. Los investigadores desconcertados hicieron su trabajo hasta que poco a poco todo fue quedando en la nada.

Recuerda también a su hija María Arévalo que por entonces la buscaba incansablemente. La que por mucho tiempo deambulo por los pasillos de los tribunales, en un estado de abandono y depresión, hasta que no la vio más. Pensó entonces que habría sido de ella.

Terminó su trabajo al mediodía y fue a casa de María, su curiosidad de saber cómo estaría aquella mujer pudo más.

Ya en la vivienda ingreso directamente por el costado, conocía de memoria el lugar, ya que había pasado mucho tiempo en aquellos años montando guardia.

Estaba regando las plantas, no se sorprendió al verlo.

Lucia espantosa, sus cabellos apenas recogidos, blancas las raíces y las puntas oscuras y rojisas.La ropa era vieja, descolorida. Era impresionante el abandono de la mujer.

- ¡No cambia más usted! Siempre igual.-dijo ella.

- ¿Se acuerda de mí?

-¡Como olvidarlo! si era el más molesto de todos. Recuerdo como me acosaba con preguntas, vivía mas aquí que en su casa.

-Y…era nuevito, debía quedar bien.

-¡Ustedes los periodistas son increíbles!

--¿Porque lo dice?

-Porque son un mal necesario. Uno los odia porque molestan y al final terminan haciéndonos compañía y hasta a veces ayudan a resolver situaciones.

-No fue su caso

_No, seguro que no

-¿Cómo quedo todo?

-En nada, usted ya sabe cómo fueron las cosas

-Me llamó la atención no verla más.

-Para que, si la respuesta era siempre la misma. Lo invito a almorzar ¿Qué le parece?

No había dudas que aquella mujer quería hablar con alguien, necesitaba compartir su historia. La soledad y el encierro en aquella casa no deberían ser fáciles de soportar.

Preparó el almuerzo en la inmensa cocina con olor a humedad, arruinada por donde se la viera...

-Milanesas con puré y el vino se lo debo, yo no tomo alcohol.

-Está bien María, no se preocupe.

-¿Sabe qué? me voy a Europa.

-¿Así? ¡Qué bueno!

-Voy a buscar un libro que era de mi madre.

-¡Eh! ¿Cómo es eso? ¡Explíqueme por favor! ¿Porque...? ¡ Un viaje tan largo por tan poco!

--Si, entiendo que se sorprenda. Pero cuando le explique lo va a entender.

-Haber… la escucho.

-Después de tanto tiempo, me di cuenta que el libro de poemas que tanto amaba mi madre no está en ningún lugar de la casa. Sucede que días atrás la pensaba tanto, pero tanto, qué recordé aquel libro. Así que quiero tener algo personal de ella, que sería como tener su alma, parte de su ser. Mire, una vez mi papa la llevo a Europa, a visitar el pueblito de donde era oriundo su autor y desde entonces ella siempre viajo a aquel lugar.

-¿Qué lugar de Europa?

-Italia. Pero haber si usted me puede entender. Seguramente yo pueda conseguir un ejemplar en el pueblo, seguramente en una biblioteca o comercios. Sería como tenerla, leer cada prosa del libro, como conectarme con ella.

-¡Que obsesión la suya! Mire que ha pasado el tiempo y usted no se resigna. No ha hecho nada por estar mejor.

-Fué la forma señor Moreno en que se fue de mi vida. Además estábamos disgustadas. ¿Sabía usted que me iba a casar? Ella se opuso a tal punto que me fui de la casa. Ese día vine a despedirme. Nos íbamos a Europa con mi futuro esposo y bueno al entrar nos encontramos con eso.

-No, no lo sabía. Es más, siempre tuve la imagen de una mujer comprensiva y buena, además, la opinión pública por poco no la santifica. Será que su novio no era buena persona por eso se oponía, porque si no todo es muy extraño.

Una copa se cayó al piso rompiéndose, mientras levantaba los cristales levanto la mirada y le dijo.

-Así son las cosas Moreno, hay mucho que usted no sabe.  - Le clavo una espina con aquella frase que salió sin pensar, así, de manera espontanea, como si estuviera esperando para reventar.

-Usted siente culpa María, no tiene que sentirse así. ¿Y qué paso con su novio? Porque no hubo boda según se ve.

-El se canso de esperar. Además que es eso de culpa, usted llama culpa al amor y la obligación de una hija.

-Todo tiene un límite María, no por buscarla usted tiene que perder su felicidad. Además para eso estaba la justicia y si ellos no pudieron hacer nada menos usted.

-Usted no entiende.

-¿Y cuándo será eso?

-La próxima semana. Ya tengo todo listo.

-¿Cómo se llama el libro de poemas?

-Susurros de Gianini.

El periodista se fue de aquella casa, aquel dia en que la vida los volvió a encontrar, dejándola con su soledad, preparando un viaje tan insólito como increíble.
CONTINUARA


domingo, 11 de enero de 2015

ATRAPADA


-¿Estás segura?- pregunto el hombre, cuando ella intentaba abrir la puerta.
-¡Por supuesto! esta es mi casa, y ella tiene que entender.
-¡Sabes que no lo hará! es muy necia, no quiere saber nada con nuestra boda y mucho menos que vengas conmigo a Europa.
-¡Pero es mi madre! Debo verla aunque sea por última vez.
Al ingresar a la casa notaron un extraño silencio, no se la veía en el living como solía estar, fueron a su dormitorio y tampoco estaba allí, ni a la empleada se la escuchaba deambular, pese a que la llamaron varias veces, nunca apareció.
Continuaron revisando toda la casa que por cierto era demasiado grande, hasta que finalmente al ingresar a la biblioteca, notaron todo desordenado y una mancha de sangre en la alfombra.
Informaron a las autoridades quienes dieron por desaparecida a la mujer, y quizás, podría estar muerta.
Comenzó allí el tormento para la joven, no hubo día que no buscara a su madre. Los investigadores agotaron todas las hipótesis y llegaron a estar desconcertados, dado que había detalles en la investigación que no cerraban. Ella se sentía culpable porque en los últimos tiempos no se hablaban, debido a que su madre no aceptaba perder a su dulce niña, por un matrimonio que la llevaría muy lejos.
Su novio se marcho a Europa porque de allí lo reclamaban en su trabajo y ella continuo la búsqueda.
Pasó demasiado tiempo, cómo para quedarse encerrada dentro de una historia en la que ya nada podía hacer, ya no dependía de ella.
Atrapada en la histeria, avinagrada, siempre apurada sin tiempo para dedicarle a aquel hombre bueno que la reclamaba en la distancia y cada vez que él viajaba exponía su futuro en el trabajo, la veía cada vez más alejada y hasta le parecía ver en ella a otra persona. Se había convertido en una desconocida para él. 
No hubo boda, porque él se canso de esperar, en medio de aquella tragedia que le había ido quitando poco a poco a su mujer amada.
 Con el correr del tiempo la justicia fue archivando aquella investigación que no conducía a ningún lado, la causa fue durmiendo en algún lugar y ella deambulaba por los pasillos de los tribunales sin tener respuesta.
Se marchito su juventud y la soledad por haber perdido al hombre que amaba la sumergió en una inmensa tristeza que la llevo a la depresión. La casa cuidaba celosamente su patética existencia, prisionera de sus propios fantasmas, no pudo escapar de aquella encrucijada.

Quince años después de aquella mañana que ella abriera la puerta de su destino, en Europa, en un pequeño pueblo, una anciana lee una carta, lentamente toma un retrato, entonces, la siniestra mujer sonríe satisfecha, su plan macabro había tenido el éxito esperado.