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viernes, 10 de octubre de 2014

UN CORAZON


Un Corazón .

El hombre del retrato parece hablar, como que quiere decir algo pero no puede. De mirada perversa. Siempre me provoco miedo, hasta hoy, que decidí enfrentarlo ¿Cómo? Parándome ante él y mirándolo fijamente.

 ¡No le bajo la vista! Sin embargo el sigue allí, desafiándome.

Así pasan varios días. Me tomé la costumbre de mirarlo todos las mañanas al levantarme, será que ya me estoy aburriendo en este campo de la abuela que no pasa naranja.

-¿Qué haces ahí mirando el retrato de tu antepasado?- me dice la abuela

-¡Solo lo contemplo abuelita! –le contesto

-Decíle a la vieja que no moleste

¡Me habló el cuadro! Camino hacia atrás espantada, tapándome la boca, muda quedé.

-¿Que pasa nena todavía estas ahí? Mirá que estás perdiendo el tiempo, mirando a ese viejo sinvergüenza.

-¡A si….y…que hiso de malo!

-A era una porquería, otro día te cuento. Pero mejor alejáte de ahí, haber si te contagia

La abuelita se va

-¿Vos hablas? O me pareció –le pregunto

-Estoy aquí ,atrapado, no me fui del todo

-¡A mira! No me digas entonces que los fantasmas existen.

-Digamos que mi alma no descansa en paz

-Y no debes haber sido muy bueno entonces

-Tengo fama, pero no es para tanto.

-¡Y cómo vas hacer!.

-Quizás tú puedas ayudarme

-Tal vez, no lo sé, tengo que pensarlo. Pero antes contestáme una pregunta

-Está bien. ¿Que querés saber?

-¿Que tenés en el corazón? No alcanzo a ver bien

-No lo puedes ver, porque es un secreto. De eso se trata la ayuda

-Entonces, tú dirás

-Es que yo no tengo corazón, en realidad nunca lo tuve

-Eso es imposible

-Por eso soy malo

-Ahora entiendo

-¡Ayudáme a tener uno!

-Eso es algo que no se puede comprar

-¡Es verdad! Pero si voy por el mundo intentando conocer el amor, puedo tener la oportunidad.Siempre quise saber que se siente.

-¡No me digas que vas a salir de allí!

-Eso es lo que quiero

-¡Nena, todavía está ahí! –apareció la abuela

-¡Otra vez la vieja! Mañana seguimos

Al día siguiente me levante ansiosa. Que creen el cuadro no estaba más. ¿Se abra ido a conocer el mundo? ¡Y no me espero!

-Nena, si estas buscando el cuadro de ese viejo carcamán lo tire a la basura. Ya me tenia harta y encima vos que te quedas parada delante de el como una estatua.

-¡Noo! –Salgo corriendo a buscarlo-¡Que hiso la abuela!

Allá esta prendiéndose fuego el pobrecito. Este si no tuvo la oportunidad de redimirse.

-No te preocupes aquí estoy – una vos que sale del establo- no estoy muy presentable, pero algo es algo no te parece.

-¡Te convertiste en burro! ¡Y ahora como vas hacer! Si querías conocer el amor, ninguna chica se va a fijar en vos

-No te hablaba del amor de una mujer. Si no del amor que nace del corazón hacia los demás.

-¡A bueno! Ahora sí que te pegó fuerte.

-¡Nena! ahora perdiendo el tiempo con el burro –la abuela

-¡La vieja! Otra vez la vieja. Me voy a pastorear y vuelvo.

Al día siguiente el burro no estaba

--Se lo vendí a los vecinos, lo van a ser chorizo-dijo la abuela cuando le pregunte.

-¡Chorizo de burro! Y ahora no se puede hacer más.

Qué pena me dio, pobrecito al fin y al cabo no era tan malo, me caía bien.

Vamos a misa con la abuela, que embole, no hay peor cosa para mí. Me estoy quedando dormida, mirando un santito, pero me parece que me está guiñando el ojo. Me acerco.

-Estoy aquí, no te preocupes

-¿Qué santo sos?

-¡Yo que se! ¿No dice ahí en el cartelito?

-No no dice nada

-Todo el mundo me viene a pedir milagros. Si supieras las cosas que me cuentan. Pero algo me conmovió. Te das cuenta por primera vez siento algo

-¡¿Y qué es?

-Tu abuela, no es tan buena como parece. Le quiere quitar las tierras a una familia porque le deben plata y no le pueden pagar. ¡Tenemos que impedirlo! La vieja es usurera, prestamista. Tiene los pagarés y se los tenemos que quitar.

-Voy a ver qué puedo hacer

-¡Lo tengo que hacer yo!

-¡Pero si sos una piedra!

-Los santos hacemos milagros. Esta noche tienes que estar atenta.

Llegada la noche y espera que te espera.

Hasta que se abrió la puerta y entro el santo

-¡Uh Uh!  – Exclamaba, mientras hacía señas para que fuera a buscar a la abuela.

Pero esta apareció sola, con tremenda metralleta le disparo tantas veces que la estatua del santito quedo hecha migas.

Yo la miraba nada más y ella como si se diera cuenta de algo no sé, me dijo

-¿En qué andas vos? – me lo dijo con una mirada que parecía que me quería linchar.

-¿Yo..?.En nada abuela

-¡Mira que yo no soy estúpida! Algo te traes vos

Y se fué.

Quedé a la espera de que pase algo. Pero no lo vi más.

No queda otra que hacerlo yo, entrar y sacar esos documentos.

Hay muchos, no se cual será el de esa gente. Ma si agarro todos los documentos que hay aquí y les prendo fuego. Y así hice una fogata y todo se quemo.

Todos corren a apagar el incendio. Demasiado tarde para algunos y buena esperanza para otros.

Camino hacia la sala grande. Como todas las mañanas, este campo es tan aburrido,

Allí está el cuadro de mi antepasado. Una vez más me detengo ante él, es lo único divertido que tiene este lugar, este señor con cara de malo sin sentimientos. Aunque si lo veo bien ya no tiene esa expresión, ahora se ve diferente, tan diferente que muestra su corazón.

Los gritos de la abuela me despiertan

-¡Nena la casa se está quemando! Y vos te quedas dormida rezándole al sagrado corazón.

fin

 

martes, 30 de septiembre de 2014

Concurso Arma una historia basada en una imagen



Mi Regreso Fueron muchos los años que pasaron desde que los jóvenes de Agua Clara decidimos marcharnos a la ciudad. Buscábamos un futuro mejor, un estudio que nos permitiera abrirnos paso en la vida, alejados de la pequeña aldea en la que vivíamos donde una estación de tren y algunos comercios, eran el centro del lugar. Después de aquello no había más.
La iglesia en el medio del campo era refugio de los pobladores. Quizás más de los grandes que de los chicos. Organizaban fiestas, reuniones, todo venía bien. El sacerdote era un viejo bueno. Quién no lo quiso en aquellas épocas hasta que dado su edad un día nos dejó.
Después de mucho tiempo, estoy aquí en la iglesia. Esta tal cual, los campos de lavanda en flor que la rodean siguen alli, como mis recuerdos, como aquel día en que a mis quince años vi llegar al cura joven a la aldea.
Demasiado joven, demasiada soledad.
Todo seguía igual, aunque yo no era la misma. Algo no estaba bien, ya no sabía si ir  a la iglesia me hacia feliz o me perturbaba.
Ahora los campos siguen igual, no cambiaron en nada, sus dueños murieron y los herederos vendieron las propiedades. Sólo la iglesia, las lavandas en flor y su recuerdo. 
No quiero entrar, se que esta allí.Es mejor seguir mi camino y quedarme con aquel recuerdo de un amor prohibido con besos robados.Su última misa y mi partida.

martes, 9 de septiembre de 2014

Los seis dias del Escritor Relato participante en el concurso ARMA UNA HISTORIA BASADA EN UNA IMAGEN. de la comunidad Almas de Bibliotecas y Cine.



LOS SEIS DIAS DEL ESCRITOR

 El clima no me acompañaba, hacia mucho frio, lloviznaba y el viento era insoportable. La idea era realizar en la casa un encuentro de escritores aficionados. De esa manera entre todos publicaríamos un libro. Tarea nada fácil, pero no imposible. Al ingresar note que el edificio además de ser demasiado antiguo, tenía demasiada humedad, las paredes estaban descascaradas, lo cual tendríamos un trabajo bastante importante antes de ponernos a escribir. En la planta baja había un amplio salón con hogar, el que seguramente usaríamos para nuestras reuniones. También estaba la cocina, un baño, un garaje. Arriba, una habitación con baño privado nos esperaba a cada uno de nosotros. Lugar suficiente para albergar a los seis talentos que nos disponíamos a derramar letras en lo que sería nuestro sueño, publicar un libro.
Quince días después nos instalamos. La primera noche estábamos concentrados en la escritura, cuando se corto la luz. Lo atribuimos al viento que no dejaba de soplar. Un par de velas nos acompañaron en nuestra tarea. A la mañana siguiente unos de nuestros compañeros, el alemán, amaneció descompuesto, su palidez impactaba, cuando lo toque estaba helado. Horas más tarde murió en el hospital. Aquél día nadie pudo poner ni una letra en el papel. El segundo día fue el francés, me estaba esperando con sus valijas en el salón. –No sé qué me pasa, pero no puedo estar aquí. La casa me ahoga.- Y se fue. Quedamos cuatro. Fue aquella noche que sentí que alguien respiraba profundamente. Cada vez se escuchaba más cerca. Al salir al pasillo me pareció ver una sombra muy chiquita, que llegaba hasta la puerta del italiano y luego desaparecía. A la mañana siguiente del tercer día los gritos de mis compañeros me sacaron de la cama. El italiano se había tirado por la ventana de su dormitorio. Estaba muerto. En la mañana del cuarto día el español hiso sus maletas y se marcho. Solo, quedamos dos. No sé de qué nacionalidad es. En realidad nunca hablo, recién ahora me doy cuenta de eso. Se sienta frente al hogar y comienza a escribir. Continua lloviendo, el viento es cada vez más intenso. Ha quedado una persiana abierta y golpea contra la pared. Abro como puedo el vidrio para cerrarla, cuando lo veo. Esta allí en el patio de atrás, son sus zapatillas negras, solo sus zapatillas pegadas en el piso mojándose con la maldita lluvia. Tiene una sombra oscura, carece de cuerpo, avanza hacia la casa, avanza hacia mí. Esta subiendo las escaleras, escucho sus pasos. Cada vez está más cerca, mas y mas.  Viene por mí. Golpea, golpea la puerta. Sus golpes son cada vez más fuertes. La puerta se abre. Allí esta, mi compañero misterioso, el que nunca hablo, diciéndome -¿Estás bien? Te escuche gritar- Y que le voy a decir, que vi un fantasma, no, no me creería. Solo le digo que fue una pesadilla y se va tranquilo. Mañana es el quinto día y todavía falta uno. Amanece, siento algo extraño, comienzo a recorrer la casa, mi compañero no está, no hay rastros de él. No sé si llegaré al sexto día.

El tiempo pasó. Publiqué mi libro. Me convertí en el escritor más taquillero de los últimos tiempos. Me entregan el premio más importante de literatura. Alguien me entrega un sobre. En el cual dice lo siguiente, destino Suiza, una casa te espera para escribir tu próxima novela.