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viernes, 26 de junio de 2015

PAISAJE DEL ALMA

 PAISAJE DEL ALMA
Dos pequeñas gotas de lluvia hacen el paisaje de esta mañana tan particular.Danzan traviesas deslizándose por el cristal  empañado de un abril otoñal. Las hojas color ocre caen armando una montaña en el suelo del parque tan  gris y sin luz, debido a la ausencia del sol  por las lluvias de otoño.
Desde mi antiguo automóvil, reliquia de familia, reciclado  y celosamente cuidado por el tío Andrés, observo los árboles, los mismos de ayer en los que  con tu andar  emergías entre ellos como aparecido en el tiempo, pero no era más que el efecto de la llovizna de abril, ahora ni siquiera eso, puedo estar mucho tiempo esperando tu imagen que ella nunca aparecerá.
El paisaje de este otoño combina con mi auto viejo y las hojas que caen de los arboles, pero una barredora inmediatamente me quita ese placer y me vuelve a la realidad. Siempre digo que las hojas no deberían ser barridas porque después, pasa esto, me queda una sensación de nada, porque un otoño sin hojas no es otoño.
Había viajado desde la oscura y lúgubre ciudad de Habert, escondida en medio de las montañas.Alguna vez me pregunte si figuraba en algún mapa.
 Sin embargo existe y es una pequeña ciudad de ricos terratenientes donde se realizan los más increíbles negocios. Pero la gente, desconoce su existencia.
Pero eso no importa ahora, lo que sucede es que al llegar a esta ciudad donde siempre venia a encontrarme con vos, aquí en este parque, me doy cuenta que solo he venido a encontrarme con recuerdos que me hacen mal..
¿Porqué siempre tendrá que ser asi? Uno vuelve a los lugares donde fue feliz y se da cuenta que ahora solo le producen tristeza.
No hubiera querido que las cosas fueran de esta manera, hubiera preferido que todo terminara bien, sin embargo uno no siempre decide.
También quisiera que existiera la eternidad  para poder verte siempre, y que mi sonrisa fuera tiempo para hacerte feliz.
El limpia parabrisas ha hecho bien su trabajo, ya no queda humedad en el cristal, de la misma manera que la barredora limpió el parque sacando todas las hojas que habían formado un colchón.
Así decía yo  cuando era niña, un colchon de hojas y me tiraba sobre él, y saltaba, saltaba tantas veces gritando por gritar, solo era eso, un grito que me salía desde muy adentro como queriendo sacar todo lo que llevaba guardado y no podía decir, porque yo nunca pude hablar, nunca pude decir.
Este paisaje del alma mío tan vacío, como las gotas de lluvia que se deslizan por el cristal  al compás del olvido que va ganando tiempo en mi corazón, porque aquellas cosas  tan amadas, ahora se las ve cada vez más lejos, como las hojas secas que vuela el viento llevándose los recuerdos de mi último verano en Habert.
 En aquella epoca me gustaba jugar con las hojas amontonadas en el suelo abriendo un surco con mis pies Después venias vos, y hacías lo mismo. Mamá se enojaba tanto cuando nos veía llenos de tierra. Siempre me culpaba a mí.
Ahora la gente sale a caminar por el parque, aprovechando para hacer aquellas cosas que no pudieron  por la lluvia.
 Caminan apurados, algunos en bicicleta acortan camino por aquí.
Aun es la mañana y se siente el frio.
 No me gusta el frio, me es incomodo, tanta ropa y además me quedo sin fuerzas, casi siempre  comienzo a temblar y alguien me tiene que ayudar. Por eso quiero que pase rápido esta época del año.
Me quedo mirando otra vez los árboles, y si, ya no te veré mas asomarte entre ellos, además, todos se han ido, ya no están.
Ahora todo es ayer, solo queda este frio enorme en el alma por aquellas cosas simples que se fueron  y por los que ya no están.
Fin.

jueves, 25 de junio de 2015

REGRESO

 Llego a Sochiego al caer la tarde, después de un largo viaje en tren desde la capital, atravesando primero la llanura para después internarnos en las sierras grandes.
Todavía es verano y las altas temperaturas duran algunas horas al caer el sol, recién en la madrugada se puede respirar un poco.
 Nadie duerme, nos hemos convertidos en noctámbulos en busca de un poco de fresco,  mientras esto ocurre la gente se reúne en la plaza, algún refresco que otro o salimos a caminar por la playa del lago, en el que a veces no es muy grato bañarse porque casi siempre esta helado,  aun a la hora de la siesta.
 Pero en Enero y de madrugada sus aguas están templadas. Muchos nos bañamos a esa hora, porque sus cálidas agua bajo la luna producen una extraña sensación, como la de hacer todo al revés, al menos así decía un viejo amigo mio. Todo cambia en verano, convirtiéndose en una villa muy particular.
Ayer por la mañana lo supe por Teresa, mi vecina, -Lo escuche en la radio, hoy temprano en las primeras noticias - me dijo - el coronel  a muerto.
Después una llamada me lo confirmaba.
Regresar a Sochiego era para mí  revivir el pasado, volver a mis raíces, a lo mío. Volver a respirar. Encontrarme allí  con mama, cómplice del buen humor de Pedro, después iban llegando de apoco los amigos, Julio, Devora, y todos los demás.
Todo estaba igual, nada había cambiado, la misma alegría, la misma esperanza. Siempre decía que no me iría jamás de aquí, que siempre estaría con mamá, que no había nacido la mujer que me mandara, sin embargo, llegaste vos y terminé siguiéndote a la ciudad, donde empezó aquella sensación de ya no ser más el mismo, porque al principio todo era genial, y, estaba enamorado.
 Después cuando decidí hacer aquel viaje tras haber pasado tantos años, y vi que todo estaba como yo lo habia dejado,, volví a sentirme libre, como que había recuperado mi identidad.
De no haber sido por la muerte del coronel no sé si habría vuelto, total para que venir al paraíso si después tengo que regresar a la rutina asfixiante de todos los días en la ciudad que me ahoga, tanto como lo haces vos, con tu manera de ser posesiva  y dominante. Y pensar que eso fue lo que me atrajo de vos, y eso fue lo que me alejo, porque ahora estoy con vos, y a la vez no estoy, en realidad  me quede en Sochiego aquella vez que regrese después de tanto tiempo en que  estuve con mamá y los chicos ,como antes.
Ahora vine por el coronel, si no, no  sé si lo hubiera hecho. No sé si vas a venir, no creo que te interese, seguramente me vas a llamar para que apure mi regreso.
-Ya es hora -  me dice mamá mientras me observo en el espejo del que fuera mi habitación, en realidad lo sigue siendo porque nunca nadie la ocupo, está allí esperando siempre mi regreso, tal cual yo la deje y esto me produce aun mas esta sensación de que yo todavía no me fui, me quede aquí  porque aquí está mi identidad, la que no se puede cambiar por un metejón con una mujer. Uno es quien es, y por más que cambie el rumbo a la larga uno siempre vuelve a retomar el camino abandonado y al que eso no le pase seguramente tendrá la sensación de no saber que le sucede, como si le faltara algo.
Por eso el coronel y yo nos parecemos tanto, él como yo una vez se fue en busca de un sueño, el ejercito, y encima su familia lo apoyo y se había convertido en el orgullo de ellos y de la villa y de un país.
Aunque con los años empezó a sentir esa cosita que te empieza a hacer cosquilla en algún lugar del alma y que no sabes que es. Fue cuando regreso después de tanto tiempo y volvió a sus cosas simples, a las que lo fueron marcando. Después nos cruzamos de casualidad. Pero el destino es sabio, fue cuando yo estaba con todo el entusiasmo de irme, me dijo que lo pensara, que él había regresado y solo encontró restos de lo que alguna vez tuvo, aquellas cosas que perdió para siempre, como a Sara su novia, a la que encontró casada y con hijos. Se reía porque decía que creyó que la iba a encontrar soltera. A los que éramos niños nos encontró crecidos y a otros no los reconocía por lo viejo que estaban y ni hablar de los que murieron. Entonces yo no le creí, tan solo sonreí y seguí mi camino, el mismo que después me trajo de regreso para darme cuenta.
 El coronel lamentó mucho haberse ido así de aquella manera, porque el jamás regreso, fueron muchos los honores que recibió que se olvido de ser, y eso a la larga aparece.
El coronel y yo tuvimos una, la larga e inmensa amistad que cultivamos durante tanto tiempo, la que nos permitió saber que los dos nos habíamos equivocado.
Ahora vienen los honores para su despedida final, todo un pueblo está de pie,  expectante. Pero yo se que él no necesita nada de eso, el está aquí hace mucho tiempo, en realidad creo que nunca se fue de Sochiego, porque al igual que yo, todo aquel que se baña en las tibias aguas  del lago en una larga noche de verano, tarde o temprano  regresa.
Finhombre triste : Hombre solitario, sentado junto a un lago

domingo, 27 de abril de 2014

DARSE CUENTA


Te la pasas pintando y yo aquí mirándote. Vos, ni cuenta te das que he llegado. Manchas, solo veo manchas en ese lienzo y a veces frutas y verduras, como ahora, que estas con la manzanita, la retocas, la miras, la adoras. Vos y la manzanita y yo tengo hambre
-¿Qué hay de comer?

 -En la heladera esta la comida ¡calentála!.
Y yo te hago caso y me siento a comer solo, como un perro, va, ni un perro come solo, como el estúpido que soy que te mira mientras me llevo el primer bocado a   la boca viendo como seguís retocando la maldita manzana. Lo único que me falta que me hayas dejado de postre la misma fruta que te separa de mi como tantas otras.
Me pregunto porque te casaste conmigo y no con un pintor, si al final somos tan diferentes, o porque yo no me elegí otra, pero ya está, ahora que le voy hacer.
Tendré que esperar el fin de semana,  que vengan tus amistades, todas de la misma calaña, digo así porque no soporto a ninguna, siempre hablan de lo mismo y yo quedo pintado como un cuadro, en eso me convertiste ¡En una pintura muerta! o quizás, fui yo el que lo permitió, pero ahora que le voy hacer.
Algo tengo que decir
-¡Lindo día hoy!- digo a lo que me respondes.

-¡Silencio! estoy inspirada.- Entonces me colma la paciencia y te digo.
-¡Nena!… ¿porque no te casaste con otro si tanto te molesto?

-¡No sé qué te molesta que pinte ahora!- me decís
- ¡Podrías darme un poco de bola no te parece!

-  ¡Me queres decir que te pasa! estás molesto hoy
-¡Hoy y siempre! esto no es de ahora, estoy juntando, juntando y ya no aguanto más, estoy viviendo con un loca que pinta cuadros ¿Sabes lo que podes hacer? quedate con el lienzo, el pincel, las pinturitas, me voy, así, ¡No te molesto más!
Junto todas mis cosas, y nada, creí que vendrías, me armarías un escándalo, tenes otra, me pusiste el cuerno, no nada, esta mujer no existe, sos más fría que un tempano, camino hacia la puerta y seguís pintando, entonces te digo.

-¡Me estoy yendo!
-Mira bien lo que haces, otra como yo no vas a encontrar

- ¡NOO Dios me libre! De encontrar otra igual, sabes que, ahora que te miro bien, como no me fui antes, no entiendo como llegue hasta acá, quedate con la casa, el auto, los muebles, todo ¡Pero a mí! No me ves más.
-No decís nada, seguís pintando, camino hacia la puerta, me detengo, te miro, todo sigue igual, ya esta, salgo a la calle y camino, tengo un nudo en la garganta, que estúpido fui, nunca me quisiste.

 

CAPITULO 2

Un año después.
Sigo comiendo solo, pero al menos mejor así y no mal acompañado, por lo menos tú indiferencia no me lastima.
¿Que habrá sido de vos? no supe mas, que estarás haciendo… y pintando que otra cosa, no me buscaste, no me pediste plata, nada, como si yo nunca hubiera existido, a lo mejor lo soñé y jamás estuvimos juntos.
Los primeros tiempos fueron difíciles, el psicólogo me dijo que era el chico de los mandados, vos una vividora y para finalizar yo un pelotudo.
Nunca más volví al psicólogo.
Para semana santa fui a misa, el sacerdote lavaba los pies, igual que Jesús a sus discípulos, igual que yo te lavé los pies a vos y a toda tu familia, no te hice faltar nada, trabajaba todo el día, y lo que querías lo tenias, recuerdo cuando me fundiste, si no te complacía había que aguantarte, cuando andaba con lo justo y se te antojaron aquellos zapatos caros, tuve que salir a pedir prestado. Después cuando andaba mejor vino el viaje a Europa porque tenías que ir a una exposición, no es que tenga nada en contra del arte, sin embargo me endeude y fuiste a Paris, trabajaba doble turno para pagar el crédito. Nunca te conformabas con nada, siempre me sorprendías con un capricho. Pero yo no soy Jesús, no se le puede lavar los pies a cualquiera, cuando andaba mal le pedí plata a tu mamá y como no tenia para pagarle, me puso a lijarle las sillas porque de alguna manera se las tenía que cobrar.
Pero me las desquite porque cuando me encontré a la gorda caminando con su bebe en brazos, porque mi suegra siguió teniendo hijos, yo andaba en mi auto, ya mi situación había mejorado, entonces me hizo el tiro de que la llevara unas cuadras, y yo me hice el sonso, total el bebe no le pasaba nada, si iba en brazos, camina gorda dije y así me las cobre.
Me quede con ganas de romperte algún cuadro, el pincel, desparramarte las pinturas por todos lados, hubiera estado bueno verte sufrir, pero no se me ocurrió.
Haberte hecho sufrir un rato, aunque me hubieras odiado después, total no se cual hubiera sido la diferencia si ni me registrabas, al menos así hubieras tenido algún tipo de sentimiento hacia mí.
No encuentro la respuesta en ningún lado, fui a hablar con el cura, el cual me dijo que hay que perdonar, pero perdonar que si no me hicieron nada, ni siquiera eso, ni me buscan.
Como le conté lo que le había hecho a mi suegra, me dijo –debiste haberla llevado, no es así como se comporta un cristiano, seguramente ella se habría dado cuenta tu don de gente.
Pero padre! si mi suegra siempre se rio porque yo era un pelele al lado de su hija, que me está diciendo.
También menciono que estamos casados por iglesia hasta que la muerte nos separe, que hay que estar juntos en las buenas y en las malas, que hay que comprender, a lo que yo le conteste,
-Ese es el punto yo estuve en todo momento, comprendí hasta darme cuenta que no existía para ella, y en cuanto a lo otro yo no voy a morir así, ignorado, tengo derecho a una vida sana.
Siguió con su sermón, lo deje hablando solo, no es que sea un maleducado pero hay cosas que me superan.
Terminé otra vez en el psicólogo, a otro porque el anterior nunca más, me dijo este, que yo generé esta situación, por metido, si, porque siempre quiero solucionarle los problemas a los demás, que soy omnipotente, que quiero tener todo  bajo control, entonces yo le conteste  -¡Pero si me tenia cagando! a lo que él me contesto –Entonces usted no sabe decir que no, usted tiene el si fácil, usted siente culpa si no puede dar lo que le piden, es una mescla de todo  –¡Entonces quien mierda soy! - le dije y me fui dando un portazo.
Eso es lo que me pasa, en este año no me puedo encontrar, no sé quien soy, ni siquiera sé si te quiero, me duele lo que paso, me siento humillado, quizás sea eso.

 
CAPITULO TRES

He decidido mirar a mi alrededor, quizás encuentre alguna respuesta, me siento en la plaza, miro los pajaritos, los perritos, los niñitos, no hay nada, todo en perfecto equilibrio, todo normal, entonces… ¡Yo soy un desequilibrado! ese debe ser el problema.
Voy al supermercado, en la fila que hacemos para pasar por la caja, un señor y su esposa, el canasto repleto, lo tiene que pagar el, seguro, ella empieza a mirar el canasto y gritándole le dice
-¡Pero miraa!  ¡Para que compraste esto, no te dije que esto noooo!  a lo que él le contesta -
Bueno! no me di cuenta.
Ah no, igual, igual que vos, pobre tipo, y seguramente la va a aguantar toda la vida, sí, eso es, la convivencia, cuando te encontraste con alguien que te tomo el tiempo, fuiste.
Al menos yo me fui, zafé, no voy a llegar como este hombre a su edad a que la mujer lo trapee. Estas bien o no estás, solo, pero con la frente bien alta.
Tiempo después estaba comprando pasajes para irme a una playa de Brasil. Quiero conocer el mar. Aunque estoy solo, pero alguien voy a encontrar con quien hablar, siempre en los viajes la gente se brinda.
Salgo de la agencia y te veo. ¡La vida nos encontró nuevamente! ¡Qué momento! estás allí frente a mí. Siempre creí que volverte a ver seria caótico, pero no, no siento nada, ni siquiera sorpresa. Tu mirada es la de una mujer triste, no es la misma que deje aquel día.
-¿Como estas? - Mé decís, es la primera vez que me preguntas  como estoy.
-Bien y vos ¿Seguís pintando? – se lo tenía que decir, lo tenía bien guardado.
- No... no ya no
-¡Que te paso! ¿Se te termino la inspiración?
-No... no es eso, he estado enferma, y ya no se puede. Mis amigos ya no están. Se que estuve mal con vos.No te pido que vuelvas, es más, mi familia te busco para que te hicieras cargo, pero no te encontró. ¿Donde te metiste?
-¡Qué raro! porque esta ciudad es bien chica, todo se encuentra. Mira, te deseo lo mejor, sabes nosotros éramos diferentes, eso fue, y yo, no lo podía aceptar. Ni yo te puedo cambiar a vos ni vos a mí, uno es como es, ya está.
- Pero ¿ me vas a ayudar? Necesito plata.

Estuve a punto de preguntarte de que estabas enferma, cuánto dinero necesitabas, pero algo me impulso a salir de allí casi corriendo, no quería caer nuevamente en tus manipulaciones.
No quería caer en mi debilidad de solucionarles los problemas a los demás, de hacerme cargo de todo y de todos, de sentir culpa si no lograba verte bien, como si yo tuviera toda la responsabilidad de cambiar el mundo.
Hay un límite entre lo que son nuestras responsabilidades y nuestros derechos a ser respetados, se puede ayudar y después seguir nuestro camino, sin que nada nos lastime.Oh pero si ya estoy hablando como mi psicólogo.
Viajé, regrese, fui feliz, tuve una buena vida, supe de vos que tenias depresión, no estabas tan mal. Al menos quería saber de qué se trataba tu enfermedad por si las moscas y ayudarte de lejos si fuera necesario. Pero no hiso falta, tenías que salir a trabajar, ese era tu problema, y no te gustaba, nunca lo habías hecho. Lo que necesitabas era un idiota a quien manipular para estar bien, y no encontrastes a nadie, ni siquiera a mí.

fin

Estela caruso

Es ficcion

viernes, 11 de abril de 2014

ESAS COSAS QUE NO SE DICEN


Me levanté demasiado temprano. Te veo dormida. Trato de no hacer ruido pero es inútil, me llevo por delante la vieja silla de madera tan gastada como mis sueños. Esos que se fueron desvaneciendo poco a poco con tus ausencias, esas que se clavan en mi alma como diciéndome que ya no quieres estar más conmigo.
 Es por eso que decido irme, para que estar si solo te hago sufrir, es mejor asi, si total para que, para verte mirar por el cristal de la ventana vaya uno a saber qué cosas, porque no estas allí, estas tan lejos que ni siquiera sabes cómo está afuera, después comienzas el día, tu día, por decirlo de alguna manera, te cuesta tanto estar en el, que es un castigo para vos llegar a la tarde en esta casa que nos guarda con nuestros silencios, porque hace tanto tiempo que no nos hablamos, que es mejor que salga cuanto antes por esa puerta y no vuelva más, es mejor que sea ahora antes de que me arrepienta, me quede y todo siga igual.
En una calle desolada de una ciudad dormida mis pasos van hacia donde yo los quiero llevar, aunque, una parte de mi quiere regresar, sin embargo, siguen a la estación de tren donde jamás hubiera pensado que estaría sin vos. 
Si estábamos siempre juntos, que nos paso, no lo sé, fue así un día de repente fuiste otra persona, y yo me quede solo, como estoy ahora ,aquí, esperando un tren viejo y ruidoso en una estación sucia con personajes patéticos, de esos que habitan en la noche, únicos testigos de mi desolación.
Los personajes de esta ciudad van llegando con sus caras cansadas antes de empezar la jornada, siendo que recién se despiertan  suben al tren sin ganas, como si algo los empujara hacerlo, y, así se sientan y miran a través de la ventanilla resignados a un nuevo día, así como tu cara frente al cristal, son igual a vos y yo no entiendo porque si te lo di todo, que mas querías de mi, nunca te lo pregunte, no se porque, quizás por miedo a la respuesta a que me digas que amas a otro, que yo soy poca cosa para vos, que no te animas a decírmelo.
Pero si es tan fácil decirlo, si yo voy  a entender, cómo no voy a serlo si te amo y lo único que quiero es verte feliz, si eso fue lo que te atormentaba, ya es momento que me lo digas, que se valla el tren a otra parte porque yo estoy yendo a que hables de una vez, a que no te quedes callada, si me tengo que ir lo hare, pero no así, huyendo como un cobarde,  debo enfrentar la realidad como esta llovizna que me está mojando hasta el alma, que me acompaña en este día gris, para ver al llegar, tu rostro pegado al cristal,  para no variar estas allí igual que siempre, entonces me apresuro, pero sos vos que abrís la puerta y me abrazas como nunca lo habías hecho y rompiendo en llanto  me decís -¿Hasta cuando tendré que soportar tus silencios, acaso dejastes de amarme?


           fin

            estela jaeltete  
              
                           

domingo, 30 de marzo de 2014

EL TIEMPO EN VOS


EL TIEMPO EN VOS


El tiempo en vos se quedo dormido en tu piel suave como terciopelo,

acariciando tus sienes blancas,

tus ilusiones marchitas.

Caminé en la noche sin tiempo,

tu tiempo, aquel que te dejo la piel gastada

y las pupilas llenas de historias,

aquéllas que a través de tu mirada lo decian todo.

La tarde marco en su agonía tus pasos que llegaron sin prisa.

El cielo derramaba lágrimas al verte deambular por sus calles.

Acaricié tu tiempo y me quedé en el, quieta,

esperando tu caricia,

pero fue en vano, ya no estabas, te habías marchado.

 Estela
A mi padre, que ya no está.

 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 16 de marzo de 2014

AQUELLOS, los que se fueron.



Aquellos, los que se fueron
Fue una tarde de verano la última vez que los vi. En realidad en aquella época era común que todos los de mi edad estuviéramos con ellos.
No hubo día que no sintiéramos su presencia aventurera y romántica. Capaz de lograr lo imposible con solo pensar y nuestra imaginación llegaba a cualquier parte proyectándonos en el tiempo.
No faltaba la futura actriz, se llamaba Melani, una gordita rubia, de bucles a los Shirley Temple, graciosa e inquieta, simulando ser una Greta Garbo que había visto en la tele de su abuela. Solía armar con el grupo trementas obras de teatro, para ella siempre estábamos actuando, aún cuando jugábamos a los soldados, al policía y el ladrón, o la infaltable maestra.
El más gracioso de todos era Juanito que con su idea de ser cantante nos taladraba los oídos con espantosas canciones inventadas por él, un palo de micrófono y subiéndose a un cajón de frutas allí cantaba y nosotros sus fans que lo acompañábamos con gritos y aplausos.
Pablito iba a ser el médico, era serio y hablaba en difícil, pese a su corta edad parecía un adulto, con pantalones de vestir y camisa, mientras los otros usaban yean y remera, hasta que cansado de sentirse ridículo un día le dijo a su mamá que lo vistiera como un chico normal.
Yo te observaba, no estabas con nosotros. Eras algunos años más grande, pero siempre estabas atento, ya que eras el hermano mayor de Melani.
Entonces sentía una atracción muy especial por vos, como que al verte me producía cosquillas en el estomago. No dejaba de observar cada gesto tuyo.
Éramos tan frágiles que en un instante todo podía derrumbarse. Fué aquella tarde que tu voz quebró el silencio de la inocencia haciéndonos crecer de golpe. Saliendo de tus labios aquellas palabras que nuestros oídos jamás habían escuchado debido a nuestra escasa edad, -Estallo la guerra- dijistes,a partir de aquel momentos los vimos alejarse de nosotros día tras día.
Entonces no hubo médico, ni actriz, ni cantante y yo me quede con aquellas cosquillas en mi estómago recordándote porque nunca más te vi.En realidad ya nadie fué quien quiso ser, las huellas del dolor fueron tan profundas que si apenas pudimos seguir.
Quedó en mi memoria aquellos días en los que lo único que queríamos era estar juntos para disfrutar de nuestros juegos. Me quedó grabado tus inmensos ojos marrones, los que a veces me parecen ver en algún hombre que pasa a mi lado, pero no sos vos, sé que eso no puede ser.
Tan solo con una palabra tuya todo se transformo. Si todavía me parece oír el timbre de tu vos y tu imágen llevándote a tu hermana de la mano, desapareciendo en aquella espantosa tarde  de verano.
Una vez, no hace mucho, me pareció cruzarme con Pablo el que iba a ser médico. Lo llamé, se dio vuelta y me sonrió tristemente. Entonces le pregunté – Y los chicos, supiste algo de los chicos?-  A lo que él me contestó con un movimiento de cabeza, entendí que no sabía nada. Me sonrió una vez más y siguió su camino. Era una persona acabada, olía a alcohol.
Juan, que habrá sido de el. Finalmente canto en algún lugar, me preguntaba cada vez que me acordaba de él.
 Me encontré con la señorita Andrea, nuestra maestra. Fue ella quien me dijo que Juan había muerto, quizás fue a encontrarse con ellos, seguramente fue asi.También me hablo de la adicción de Pablo y que de Melani y su hermano no se supo mas.
Hoy veo los niños que hablan de ellos, yo, jamás los volví a tener. Ni siquiera a pronunciar su nombre, por miedo a repetir la historia. Me conformé con vivir el presente.
seguramente en algún rincón de mi alma, mis sueños estén allí guardados, esperando a que yo vuelva a creer y así poder regresar a la vida. Ya que sin ellos se siente un vacio tan pero tan profundo que es imposible continuar.

fin
estela jaeltete

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 2 de marzo de 2014

SI PUDIERA


SI PUDIERA


La lluvia moja el ventanal gris, mientras, las sombras de la noche abrazan la ciudad que se ve a lo lejos.
Aquí, en la espesura del bosque puedo ver mi rostro reflejado en el cristal. Si hasta la lluvia parece mojarlo, entonces, mis ojos me devuelven la imagen de una mujer quebrada, es allí cuando me pregunto en qué momento deje de creer en mí.
Al final todo parece estar igual, la misma lluvia, la misma angustia, las mismas preguntas que como entonces no hacían más que comprobar tu osadía de estar con quien no querías.
De todas maneras tuya no era la culpa, sino de la que te lo permitió por cobardía o por miedo a tus manipulaciones tan hábiles.
Hoy, que ya no estás compruebo que todo sigue igual, que nada cambio, es entonces que me doy cuenta que el cambio debe estar en uno, no en los demás.
¿Si sigo igual? si, soy la misma de entonces, puedo comprobarlo al ver mi rostro reflejado en el cristal con la lluvia cayendo sobre el sin siquiera mojarlo, porque eso soy, solo un relejo de la realidad.
Me debo la alegría que no me supe dar, las lágrimas que me permití. Pasarme la cuenta a esta altura de mi vida tendría sentido si al menos pudiera lograr recuperar algo de mí, de lo que alguna vez fui.
Si miro a mi alrededor las cosas ya no son las mismas, las fui cambiando en el paso del tiempo, pero mi interior sigue intacto, tan oscuro y triste como entonces.
La costumbre de caminar mirando el piso metida hacia adentro, la impresión de comprobar que existían cosas a mi alrededor que hacía tiempo no veía, el cielo, las plantas, los edificios todo parecía nuevo para mí, como si nunca hubieran  estado allí. Fué entonces cuando en una salida común comprobé  que se podía volver a empezar, aún con aquellos que todavía se encargan de despreciarme, seguramente lo hacen porque soy fácil de lastimar por seguir estando donde no debo estar.
Ahora, estoy aquí con la lluvia en el cristal, tratando, de entender como se hace.

fin
estela jaeltete


jueves, 6 de febrero de 2014

LA PREGUNTA


                                     LA PREGUNTA.


_ ¿Sabes muchacha? una vez tenía un perro, este se enfermó, entonces, hice lo que pude. Estaba enfermo del corazón, no tenía mucho dinero y eso me daba impotencia porque el animal necesitaba alimento especial, mas los estudios y la medicación. Llego un momento que no podía cubrir con todo y su salud se fue deteriorando hasta que murió. Me sentí culpable por eso, entonces me juré a mi mismo que no tendría más animales, hay que tener plata, porque si no para que.

Entonces lo vi, sarnoso, flaco y abandonado, no, dije no ¿para que? para que se me muera, si no tengo con que ayudarlo. Seguí mi camino, al día siguiente lo vi en el mismo lugar, comenzó a seguirme y eso me puso de muy mal humor, lo corrí con unas piedras para que se asustara y se quedo allí pobrecito mirándome con esos ojitos tristes.

Pensé en el toda la noche, al día siguiente le lleve agua y un poco de comida pero ya no estaba, que habría sido de él.

El fin de semana fui al balneario, queda a unas cuadras de casa, estaba allí entre la gente, todos lo corrían, producía asco y ni que hablar de los que tenían perros de raza, pensaban que se los iba a contagiar.

Lo que hice fue más por bronca que por otra cosa, no podía ser que lo discriminaran así, entonces me acerque y creo que me conoció porque salió corriendo, habrá pensado que le iba a pegar, me costó mucho alcanzarlo pero finalmente lo logre, lo levante en brazos y me lo lleve bajo la mirada asombrada de los que estaban en el lugar.

Era mediano, negro y peludo, bueno lo que le quedaba de pelo, porque la sarna se lo estaba comiendo todo.

No fue tan complicado, lo lleve a un veterinario, y poco a poco se fue curando de la enfermedad, estaba alimentado y  limpio.

Pensé, que sea lo que tenga que ser, por lo menos cariño va a tener, solo no se va a morir, y si hay pobresa de a dos se hase mas llevadera y bueno se hará lo que se pueda.

Se curó, está lindo, cuando llego de trabajar me mueve la cola y viene a mi encuentro, me siento feliz, le tiene miedo a los cohetes en navidad, pero lo llevo al dormitorio y allí se queda debajo de la cama.

Caminamos juntos por la vida y eso es todo, no sé que más decirte,¡¡ ah ¡!tu me hiciste una pregunta y yo me fui por las ramas, si, me preguntaste. .. ¿Que es el amor?  Y yo te hable de mi perro, que cabeza la mía, debo estar poniéndome viejo.

 FIN

           ESTELA.










sábado, 7 de diciembre de 2013

UN DIA INESPERADO

UN DÍA INESPERADO     

Tenía el palo de amasar en la mano, lo golpeo sobre la mesa con fuerza cuando vio entrar a Pablito enfiestado, este, salió corriendo cuando vio a su madre con tal arrebato de furia. El pan fue a parar dentro del horno casero, con toda la ira que doña Blanca pudiera tener en ese momento, mientras, Pablito escondido en el galponcito del fondo, esperaba que su madre se calmara y su borrachera también

Julio no volvió a sentir tanto dolor, desde aquella vez que sufrió aquel terrible accidente hasta hoy en que ella se marcho. Refugiado en su cuarto, observa por la ventana, como el frio transforma todo en un paisaje desolado y triste, tal cual se siente el ahora.De pronto, algo lo distrae de su melancolía, es Pablito que corre a refugiarse vaya a saber donde, escapando de su madre que le puso el ultimátum, o cambias, o te vas con tu padre.Julio sabe que la vida continua y que mañana, tendrá que presentarse en su trabajo, en los galpones, hombreando bolsas, porque es lo único que sabe hacer, en unos años mas tendrá la espalda dañada, como todos allí, envejeciendo a temprana edad, donde los surcos en el rostro aparecen antes de lo previsto, por causa del frio, el viento y la tierra, que no perdonan la piel.Como si fuera tan fácil olvidar, a aquella que se marcho tan solo porque la soledad del campo la deprimía tanto, que se la pasaba encerrada todo el día en su dormitorio , acostada, haciendo y desasiendo las maletas, como si desojara una margarita, me quedo, me voy, hasta que finalmente se fue.Los mates calentitos y el pan casero de doña Blanca su madre, la que no se atreve a preguntar, ni falta que hace, si el rostro quebrado y ausente del muchacho lo dicen todo. La jornada ha terminado, el sol va cayendo, se huele a guiso que viene de la cocina, las mujeres vienen y van, ayudando a Blanca a preparar la cena, los trabajadores no tardaran en llegar, hambrientos ,devorando todo lo que haya en la mesa.

El antiguo sillón de cuero luce impecable, lustrado por Serena, la trabajadora del lugar que lleva años sirviéndoles a los Mejías, fue refugio del trasero de Méndez, que había quedado tieso, después de dieciocho horas de viaje en tren de segunda, con asientos de madera, que tan miserablemente, los Mejías habían gastado para enviar a la estancia al viejo contador.

A que había venido Méndez, era la pregunta que todos se hacían, jamás había puesto sus delicados pies en el campo, solo se lo conocía de nombre. La curiosidad los desborda, están reunidos como nunca en el patio, sentados alrededor de la pequeña mesa. Los  trabajadores huelen mal , algo podrido se trae este viejo altanero y presuntuoso, que en estos momentos se encuentra recorriendo el lugar, dicen los que lo vieron, que sus botas de cuero están embarradas y llenas de bosta, que esta a las arcadas porque no aguanta el olor de los corrales.

Dos días después, los trabajadores fueron informados que la estancia estaba en quiebra, por lo tanto pronto vendrían los nuevos dueños, la condición de estos, querían el lugar sin empleados. Méndez, en representación de los dueños los indemnizó a todos como marca la ley, ni un peso mas ni uno menos, todo terminó.

Si digo que en algunos casos, pasaron hasta tres generaciones, viviendo y trabajando en el lugar, algunos se sienten como si tuvieran que exiliarse en la ciudad, como si a un pájaro le hubieran cortado las alas, créanme no estoy exagerando, el desarraigo es doloroso y cruel, para los que no conocieron otra cosa que la tranquilidad y la sencillez del campo y toda su naturaleza, por mas dura que fuera la vida allí.

Aquel día, que subieron al carro con todas sus pertenencias rumbo a la ciudad, Pablito tendría que dejar su vida de vago, doña Blanca, deleitara a otros con su pan casero y las comidas sabrosas que hacia para los jornaleros, la cocinera de la estancia desocupada y con un futuro inmediato lejos de allí,   las espaldas de Julio bendijeron al tío Constantino, que les había conseguido trabajo en una fábrica.

Ya todo cambiaria en el cemento,  no vería mas aquellos atardeceres  en que mirando el horizonte, el cielo y la tierra parecen unirse, el trinar de los pájaros por las mañanas calentitas del otoño, con olor a pan casero y mate cocido de doña Blanca, el olor a leña que sale por todos lados, el viejo molino, donde solían guardar las bebidas en el pozo, para que se mantuvieran fresquitas,  el aromo en flor en la entrada del chalet de los dueños, al que el se deleitaba todos los años con su aroma,  el sulki, los caballos, el arado, noches estrelladas, todo gira en su cabeza y ya se siente el nudo en la garganta, ya no vera mas todo aquello que fue parte de su vida.

Ahora el campo agoniza en la distancia, en aquel inesperado día, que lo sorprendió deshaciéndose obligadamente de sus simples cosas, entonces se pregunta si las estrellas en la ciudad, se verán de la misma forma, se pregunta si aquella que se marcho, si hubiera sabido que terminarían en la ciudad, se hubiera quedado, o tal vez en el fondo el lo sabia, todo era una escusa, simplemente no lo quería.


lunes, 2 de diciembre de 2013

LA HUMEDAD EN SU PIEL

 

LA HUMEDAD EN SU PIEL.
Buscaba en los amaneceres algo nuevo que la pudiera motivar  en su fracasada existencia. Sus pupilas se clavaban en la primera imagen que el día pudiera ofrecerle, como para sentir  que estaba viva. Aún cuando había pasado sin experimentar las sensaciones que toda mujer debe tener, permanecía en ella la ilusión.
La casona, de paredes húmedas, sin visitantes que la atesoren, de  puertas cerradas sin permitir entrar el sol, ventanas mirando el cielo en busca de su luz ,y, en su paisaje aun de primavera , la soledad y el silencio que castigan sin piedad 

Amaneció Septiembre,  abrió  puertas y ventanas, dejó que el aire embriagara toda la casa, que el sol calentara cada rincón, que la tierra dejara huellas, entonces, salió una tarde vestida de sueños a jugar con el viento, sintió la humedad en su piel y se dio cuenta, que aun estaba viva.